Momentos de crisis

Lorenzo formaba parte de un grupo de profesionales de una empresa “segura”. Pero cuando llegaron los tiempos difíciles, a unos les despidieron, algo que todos vivieron como una ejecución. Otros se quedaron con un pie dentro y otro fuera, y el resto consiguieron un buen cliente, por lo que en aquellos momentos parecieron los más afortunados.

Aparentemente resolvieron sus vidas como pudieron, pero el tiempo demostró que en realidad el destino o la suerte tuvieron poco que ver en su futuro, porque la verdad es que cada uno terminó haciendo lo que le permitió su manera de entender la vida. Conscientes o no, todos decidieron su camino.

En ese momento de crisis, el instinto de supervivencia les puso en marcha. Unos hicieron oposiciones porque valoraban un puesto fijo, y otros se aferraron al trabajo que les dieron, todos sin preguntarse si les gustaba o no. Otros lucharon por seguir haciendo lo que les gustaba dentro de su profesión, y Lorenzo se planteó lo que quería en la vida. Y cuando le despidieron se llevó una gran alegría. Aún así, al día siguiente empezó a sentir que no sabía quien era, porque ya no tenía ningún cargo, ni un puesto respetable que representara su carrera y su experiencia. Sin ese traje, ahora no era nadie y eso le hizo sentir inservible, poca cosa y muy inseguro.

Pasó de una crisis profesional a una personal. ¿Qué podía hacer a partir de ahora con su vida?. Se sentía muy extraño en su propio pellejo, como en la cuerda floja. Podría haberse hundido mientras seguía preguntándose quién era, pero decidió sacarle partido a su situación.

Las rupturas profesionales o matrimoniales, y en general los momentos de crisis, son oportunidades que la vida pone delante de nuestras narices para encontrarnos con ese ser humano que se esconde debajo de una imagen construida con mucho tesón.

Si has tocado fondo, aprovecha y construye tu nuevo propósito de vida:

  • Piensa lo que te gusta de ti mismo, esas cualidades a las que antes dejabas de lado. Aprende a valorarte.
  • Mira qué te gusta hacer realmente. Algo que puedas hacer en este momento teniendo en cuenta eso que te gusta de ti.
  • Por insignificante que te parezca lo que encuentres, conviértelo en tus planes más inmediatos, y no busques grandes metas.

Si quieres sentir que asumes la responsabilidad de tu vida:

  • Cuando te preguntes si está bien hacer lo que le gusta, respóndete mirando cómo te sientes.
  • No intentes quitarte de encima la incertidumbre y el miedo, recíbelos como parte de ti.
  • Hazte amigo de tus dudas, y deja de intentar resolverlas.
  • Sé consciente de las pequeñas decisiones que tomas a cada minuto porque en ellas te juegas tu coherencia y tu integridad.
  • Disuelve tu miedo al futuro, escuchando a tu corazón porque él nunca te engaña.