Todo empezó con una situación my habitual en su empresa. A Gloria le pusieron de responsable de un grupo de compañeros expertos en unas tareas que tenían asignadas hace años. En cambio Gloria era nueva en esos temas. ¿Qué paso? Estos compañeros vieron muy injusta la adjudicación de Gloria y se pusieron de uñas con ella. ¿Qué hizo Gloria? Buscar inmediatamente la ayuda del jefe de todos ellos para permanecer en su nuevo puesto, al margen del malestar de sus compañeros.
Según Gloria ella se merecía más que ellos ser responsable del equipo porque tiene título y ellos no, y además ha echado muchas horas en la empresa. Lo que nunca hubiera imaginado es que su actitud de mantenerse a la fuerza en el puesto, sería el comienzo de un infierno. A los tres años Gloria es incapaz de ir a trabajar, sufre ansiedad y taquicardias, y se considera víctima de mobbing.
Todos ellos consideran “normales” esta y otras situaciones semejantes, aunque en realidad sean encarnizadas batallas. Legitiman estas luchas de poder donde todo vale y gana el que más aguanta. En su empresa es “normal” que:
En definitiva, lo que parece legítimo es ser incongruente: Gloria dice que ella nunca haría daño a nadie, sin embargo, aunque conoce el malestar de sus compañeros, le es indiferente. En su interior siente esta incoherencia en forma de desconfianza hacia ellos, sentimiento de soledad y soberbia, pero no escucha lo que siente, aunque cada vez es mayor su sensación de debilidad y desintegración con ella misma.
Sus compañeros tampoco escuchan su rabia y sus deseos de venganza. Todos ellos están desconectados de su verdad, de lo que realmente son, de su humanidad. Pierden la empatía y terminan convencidos que lo que hacen es lo único que pueden hacer.
¿Por qué no buscan el modo de mejorar esta situación que les agota día a día? Porque creen que mostrarse compresivos ante las necesidades de los demás, y plantear sus miedos y sus motivaciones, es darle armas al enemigo.
Está en la mano de cada uno de nosotros abordar nuestra malestar en el trabajo, y destruir viejas creencias que nos hacen dependientes de un sistema tirano que nos aliena. Podemos recuperar la conexión con nuestra verdadera motivación, y comenzar a entender el trabajo como un lugar de realización personal que elegimos conscientemente.
Gloria y sus compañeros serán incapaces de cambiar nada hasta que no renuncien a la imagen que se han construido y escuchen sus sensaciones y sus sentimientos. Necesitan mirar hacia dentro, y perder el miedo a lo de fuera, que no son más que otros seres humanos que como ellos viven su profesión con agonía, convencidos de que necesitan una careta con la que protegerse.