¡Maneja tu propia energía!

Cuando Lucía se pone a estudiar matemáticas -que las odia- le cambia la cara, baja los hombros y empieza a bostezar. En ese momento su energía está a cero.

A Gloria le gusta dedicar las mañanas a su afición de escribir porque a esas horas su mente está clara y nota que su energía fluye.

Miguel en cambio lleva una temporada obsesionado con un trabajo que no le sale. Ya lleva muchas días en ello y ha perdido la motivación del principio. Cada día se siente más frustrado y está agotado. Su energía se ha esfumado y ya no le sirven ni el café ni los ánimos de sus compañeros.

Ángel se queja de que no puede más con su trabajo y quiere que le despidan. Sin embargo, cuando sale del supermercado se olvida del “cansancio” de todo el día porque le espera su novia. Su energía misteriosamente sube a cien en unos instantes.

¿A qué energía me refiero? Se trata de la sensación de que podemos con todo, de que nuestra motivación está en lo más alto. Es la ilusión que nos hace sonreír y buscar soluciones en lugar de ver problemas, es una actitud positiva que nos inunda. Energía es sinónimo de ligereza y alegría. Cuando estamos llenos de ella cualquier tarea nos parece posible de realizar y nos sentimos con fuerzas.

A todos nos resulta maravillosa esta sensación, pero a menudo notamos que se va disolviendo, o lo que es peor, vemos cómo desaparece de repente sin saber por qué.

  • ¿Por qué Lucía, que estaba estudiando lengua con mucho entusiasmo, se derrumba frente a las matemáticas? Porque sencillamente se enfrenta a algo que no quiere hacer. No es que su energía haya salido corriendo, sino que de manera inconsciente no está dispuesta a invertirla en algo que le aburre soberanamente y su ego se defiende bostezando.
  • ¿Por qué Gloria se pone de tan mal humor cuando no puede escribir por las mañanas? Porque no reconoce su frustración y por tanto no es capaz de manejarla. Si fuera consciente de su proceso podría hacer un pacto consigo misma y por ejemplo aplazar la tarea de escribir a otra hora o reservarse ciertos días a la semana para ello sin excusas.
  • ¿Por qué Miguel no es capaz de evitar llegar al agotamiento? Porque no está sabiendo escuchar su “medidor interno” de energía. En ocasiones parecidas podemos chequear de vez en cuando este mecanismo para anticiparnos al agotamiento. Miguel puede aprender a detectar cuándo está entrando en la espiral destructiva de su propia obsesión y frenar el proceso. Merece la pena aunque para ello tengamos que renunciar a nuestro deseo de alcanzar la droga del éxito, a nuestra necesidad de sentir que controlamos la situación, y a nuestro afán perfeccionista que vuelve a ser necesidad de control.
  • ¿Realmente a Ángel le supera su trabajo? Más bien parece que, como en el caso de Lucía, Ángel está invirtiendo su energía en algo que no le gusta. Está forzando la máquina y su inconsciente se venga con cansancio para que escuche su necesidad de no estar donde está. Quizás en otra profesión su energía le acompañaría y el esfuerzo que realiza no le pasaría factura en forma de cansancio.

Igual que sucede en la naturaleza, nuestra energía siempre está ahí, no desaparece sino que se transforma, y podemos gestionarla siguiendo algunos consejos:

  • Practica a diario el ejercicio de conocerte mejor.  Date cuenta de cómo tu energía varía: sube y baja. Sigue tu instinto. Observa lo que te pone las pilas y lo que te chupa energía.  No te engañes.
  • Vive tu vaivén energético como naturalidad. Conecta con tu proceso. No hagas un problema de los momentos bajos, aprende a permanecer en ellos como algo pasajero que tiene su propia razón de ser.
  • Anticípate. No llegues al agotamiento. Cuídate. Permítete cargar las pilas antes de extenuarte y olvidar lo que te mueve.  Mira si tu inseguridad y tu falta de aceptación no son la causa de que no puedas parar y de que tengas que demostrarte lo que vales a costa de un desgaste innecesario.