¡Estoy agobiado y no sé por qué!

A veces la ANSIEDAD se apodera de nosotros y no somos capaces de saber la causa de nuestra inquietud. Puede que tengamos muchas cosas pendientes de hacer, y sin embargo algo nos impide organizarnos para irles dando salida. Nos sentimos incómodos y no sabemos por dónde empezar, estamos molestos, inquietos y desasosegados, pero notamos que nos falta la calma para detenernos y hacer que las cosas cambien.

Vamos atrasando decisiones y tareas, y esto nos va provocando un malestar muy difícil de detectar. Vivimos como en un sueño donde intentamos correr pero en realidad ni siquiera conseguimos caminar. No sabemos qué nos pasa, pero sí percibimos que esta sensación continua de no avanzar nos mantiene insatisfechos y que nuestra ansiedad aumenta. ¿Qué podemos hacer en estos casos?

Empecemos por DETENERNOS para darnos cuenta de lo que sentimos, porque es muy posible que lo que nos hace estar ansiosos no sea lo primero que se nos viene a la cabeza ni lo más reciente. Suele ser que la causa de nuestra insatisfacción está en algo que venimos relegando sin darnos cuenta, que hacemos a un lado porque nos resulta desagradable o nos da miedo, y precisamente estos sentimientos que no nos gustan son la mejor pista.

Si fuéramos conscientes de que tenemos miedo o de que en realidad no queremos hacer lo que creemos que debemos hacer, entonces encontraríamos el camino.

RECONOCER lo que sentimos sin tapujos nos va a permitir desempolvar los verdaderos motivos, la causa verdadera de nuestra indecisión. Además estos sentimientos traen a nuestra cabeza ideas y creencias arraigadas que también hemos estado eludiendo con nuestro ajetreo.

PERMITIRNOS sentir lo que venga: el miedo, la rabia o el deseo profundo de no hacer algo, y perderle el miedo a lo que realmente pensamos y deseamos, nos permitirá recuperar nuestra capacidad de decisión.

Este descubrimiento puede resultar duro, pero gracias a él podremos decidir las ACCIONES que nos ayudarán a salir de nuestra zozobra. Sólo con esto ya nos sentiremos más ligeros, pero no olvidemos que no es suficiente.

Nuestro proceso no será completo hasta que llevemos a la práctica lo que hemos decidido y hasta entonces nuestro corazón no recuperará el sosiego que ahora sabe que no tiene.

Da por bien empleada tu ansiedad y todos los demás sentimientos que se esconden bajo ella porque te están dando la OPORTUNIDAD de descubrir lo que realmente deseas y te estás permitiendo hacerlo realidad.