El cambio que nos conecta a la vida

Gracias, gracias, gracias.

Así comienza Wayne Dyer en su película “El Cambio” a adentrarnos en algo muy sutil y a la vez familiar. Es algo que todos hemos sentido alguna vez, una duda fugaz, una pregunta rápida que nos pilla por sorpresa: ¿qué pasaría en mi vida si escuchara esto que ahora siento? Son esas ganas de salir de la rueda, esa necesidad de parar y preguntarme qué estoy haciendo con mi vida. Necesitamos traicionar por unos instantes nuestros propios esquemas mentales para perder el miedo a preguntarnos: ¿qué quiero hacer a partir de ahora con mi vida?

Nos dice: “Totalmente desprevenidos entramos en el atardecer de la vida y lo peor de todo es que nos adentramos en él con la falsa presunción de que nuestras verdades e ideales nos servirán a partir de entonces. Pero no podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa que la mañana. Pues lo que en la mañana era mucho, en el atardecer será poco y lo que en la mañana era verdadero, en el atardecer será falso.”

Sin embargo, suele pasar que cuando sentimos que ya no nos vale con lo mismo, rápidamente cambiamos de tema. Sintonizamos otro canal más agradable, porque nos resulta espantoso admitir que no estamos a gusto con nuestra vida. Cualquier posibilidad de cambio la vivimos como una muerte, una ruptura que nos dejaría sin suelo bajo los pies. Ante esto, a menudo preferimos consolarnos con lo que tenemos.

Pero la cuestión es: ¿no estamos muriendo ya día a día?, ¿es menos dolorosa esta muerte porque al ser tan lenta nos va anestesiando? Aunque te quedaran dos minutos de vida, ¿no merecería la pena probar a sentirte libre de todo lo que ahora cargas a tus espaldas?

“A medida que nos acercamos al atardecer de la vida seguimos las mismas directrices del ego que aprendimos en el amanecer de la vida que se basan en la competición, en ganar, etc. El problema es que no sabemos cómo pasar a la fase del sentido de la vida. Tenemos que llegar a un lugar donde podamos rendirnos y tener la certeza de que no estamos solos, de que nos van a guiar, de que tenemos una naturaleza y de que podemos confiar en ella. Déjate llevar en vez de intentar controlarlo todo”.

“El cambio del amanecer de la vida al atardecer normalmente va precedido de un salto cuántico. Las características de estos saltos cuánticos es que son experiencias muy intensas, suponen una sorpresa, siempre sientan bien y son perdurables. El cambio puede suceder de muchas formas, puede ser un simple comentario de alguien que te haga de espejo y en quien por un instante te veas reflejado, puede ser una coincidencia, puede ser cualquier cosa. Pero el resultado es siempre el mismo: empiezas a darte cuenta de que no estás aquí para empujar a la vida y que sea una lucha constante. Estás aquí para disfrutar y vivir en paz. Eso es lo que pasa cuando estás en el atardecer de la vida.”

“Hay un lugar en nuestro interior más profundo que quiere sentirse realizado, que quiere saber que su vida ha marcado una diferencia, que ha dejado este planeta mejor que cuando llegó, que ha conmovido profundamente la vida de alguien con su existencia. Todos queremos eso.”

“No es una cuestión de edad ni de encontrarse a uno mismo. Seas quien seas, tengas la edad que tengas, sólo estás a un pensamiento de cambiar tu vida.”

Para ver la película completa en castellano, puedes copiar este enlace en tu navegador: http://youtu.be/zNMhn9d5k2g

Está basada en el libro con el mismo título y que podrás encontrar en la red junto con el resto de su extensa obra en todos los formatos (libros, audios y videos).