Reconocer las propias emociones

A la pregunta “¿Cómo estás?” podríamos responder con emociones puras como: triste, alegre, rabioso, tranquilo, ansioso, irritado, relajado… Estos nombres sí que señalan verdaderamente cómo estamos, pero bajo las palabras “bien”, “mal” o “regular” en realidad estamos escondiendo las auténticas emociones. Contestamos “bien” o “mal” como manera de disimular, eludir o economizar lo que sería la conexión con lo que verdaderamente sentimos.

Lo importante es reconocer que no nos permitimos ser honestos o auténticos con lo que realmente sentimos ante otras personas, es decir, tenemos cierta tendencia a “manipular” con las palabras lo que realmente sentimos. Expresar emociones nos compromete, nos sitúa en una profundidad a la que no estamos acostumbrados -ni quizás dispuestos- a entrar.

Nunca se nos enseñó cómo se llamaba lo que sentíamos cuando nos quitaban algo o cuando alguien nos dejaba por otro. Somos auténticos “analfabetos emocionales”, ajenos e ignorantes a las emociones que cruzan por nuestra vida, y a la vez, esclavos de ellas.

¿Te imaginas preguntarle al vecino del ascensor “¿Cómo está usted?” y que respondiese (en vez de bien o mal) “estoy triste o muy contento esta mañana”. Automáticamente y, por falta de costumbre, entraríamos a preguntar, “pero, ¿por qué?, ¿qué le ha pasado?. Con lo cual la conversación podría alargarse, y nuestro compromiso y grado de implicación habría aumentado en un cien por cien en cuestión de segundos.

Desarrollar nuestra inteligencia emocional significa empezar a ser capaces de reconocer qué emociones estamos sintiendo en cada momento.

Si al decir “estoy bien” o “no me pasa nada”, notas que dentro de ti hay una sensación de incomodidad, malestar, tristeza, rabia o cualquier otra cosa, créete lo segundo, y sígue esa sensación. Es el comienzo de tu trabajo emocional. Tirando de este hilo serás capaz de saber quién eres y lo que quieres realmente. No te creas lo que dices, sino lo que sientes. La idea es que “te pilles” in fraganti, como hace el detector de mentiras del vídeo.