Entorno educativo

En Asesores Emocionales consideramos que ser docente es una profesión de alto riesgo emocional. ¿Qué significa esto? Pues que el docente, además de ser experto en su materia, tiene que ser un malabarista emocional. A un docente se le exige todos los días de manera implícita que se maneje con habilidad en las relaciones con sus alumnos, con sus colegas, con la dirección del centro y también con los padres.

¿Cómo se hace todo esto sin terminar de los nervios?  Para empezar siendo consciente de que más del 90 por ciento de tu tiempo lo invierte en enfrentarse a situaciones donde las emociones campean a sus anchas. Aunque seas el mejor profesor del mundo y domines tu materia, sabes que lo que puede tambalear tu equilibrio no son los clases ni los exámenes, sino la interacción continua con tus alumnos. Si pretendes que no sean las situaciones las que te manejen a ti, no te queda más remedio que asumir toda la responsabilidad emocional que conlleva esta maravillosa profesión.

La alternativa emocionalmente inteligente es que el docente se haga cargo de su emoción en cada situación.” (Cómo sobrevivir en el aula, Antonio Galindo).

Nosotros te proponemos que indagues en tus emociones diarias, que te atrevas  a bucear en tus dependencias, tus prejuicios ocultos, tus justificaciones y tus proyecciones, que descubras cuales son tus carencias y tus necesidades. Todo ello con el objetivo de que encuentres tu auténtica motivación y asumas tu propia responsabilidad. Se trata de que ensayes a diario tu capacidad y tu derecho de elegir libremente, siendo consciente  y sintiéndote coherente.

Sí, la docencia es una profesión de alto riesgo emocional, pero también es un espacio donde puedes reinventarte profesionalmente día a día, construyendo maneras de enseñar centradas en el desarrollo de las personas, saludables para ti y para los demás, con independencia de las circunstancias de la enseñanza y de las deficiencias del sistema educativo.